¿Necesita Xóchitl a alguien como Noroña?

Gerardo Fernández Noroña es un personaje sobremanera polémico y controversial de la clase política mexicana. Se ha distinguido, a lo largo de su carrera, por una inagotable vocación de provocador callejero. Es incendiario, y, casi siempre, bastante impresentable. Sin embargo, es bueno en lo que hace, al menos en términos de su aceptación pública vis-á-vis un sector numeroso de la población.

Si Claudia Sheinbaum llamó a Noroña a su campaña seguramente no fue porque el diputado del PT haya contribuido mucho al bienestar del país en su labor legislativa, y mucho menos para buscar alcanzar consensos con la oposición, sino por su talento para golpear opositores.

Noroña, bien articulado y hábil en el manejo del lenguaje, es capaz de utilizar mañosamente sus argumentos para combatir ideas que le repelen. No tiene razón. Por el contrario, sus ideas coquetean con el radicalismo político cubano. Desde llamar “compañero presidente” a AMLO o solicitar una ovación a Nicolás Maduro en la Cámara de Diputados, trasluce su devoción por el rancio socialismo latinoamericano.

No obstante, su verborrea le posiciona siempre como aparentemente el vencedor de cualquier debate contra ciudadanos, trátese de un periodista, un transeúnte, un político o un hombre mayor en las calles de Iztapalapa.

La campaña de Xóchitl, por su parte, dista de contar con golpeadores. Por el contrario, personajes como Santiago Creel o Enrique de la Madrid, a pesar de su honestidad y otros talentos, no poseen la capacidad para transmitir mensajes, y menos aun, hacerlo con la violencia argumentativa de un individuo como Noroña.

Como he señalado, la campaña de Xóchitl debe buscar entre sus miembros a un hombre que polarice, que incendie, que destruya adversarios, que los presente como corruptos y que haga parecer a sus opositores pequeñitios en comparación con el supuesto gran candidato que el propio golpeador representa.

Sí, Xóchitl necesita a un hombre o mujer que, sin llegar a los excesos del diputado petista, sea capaz de golpear sin misericordia a sus opositores, y que envíe el mensaje de ser un hombre surgido del “pueblo” (con sus ocasionales escapadas a Europa… ¿por qué no?)

En suma, si bien la presencia de personajes políticos como el diputado Noroña difícilmente enriquecerán el debate público en términos de ideas que contribuyan a mejorar la vida de la mayoría de los mexicanos, sí que puede servir para azuzar bases electorales, ganar voluntades, y quiza, coadyuvar a la victoria del candidato representado en los comicios electorales.

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