Andrés Manuel, Sheinbaum y el equipo de campaña

No tengo la cifra exacta de los asistentes al Monumento a la Revolución que acompañaron a Claudia Sheinbaum en el cierre de actividades de su precampaña. Lo que sí sé, con exactitud, es que todos los asistentes, por su propio pie, cerraron filas con la abanderada del lopezobradorismo. Fue una multitud la que se desplazó a uno de los epicentros del corazón de la patria más significativos, especialmente de la lucha democrática. Y, con un lugar tan simbólico como ese, Sheinbaum abordó un mensaje tan emotivo que, por lo que significó, marcará un hecho histórico ante las circunstancias de transformación que vivimos, lo podemos traducir como la continuidad, como estamos seguros, pasará el próximo 2 de junio.

Y Claudia, con la responsabilidad que asumió, ha dicho que estará a la altura de las circunstancias. Eso se nota, queda claro, con el armado de campaña que ha puesto en marcha. Además de ello, detalló los rubros más trascendentales que, en este sexenio, rindió frutos con el presidente Obrador. Destacan, por ejemplo, los programas sociales, la ciencia, la infraestructura, la obra pública, la educación y la salud, entre otros aspectos inherentes que fueron puestas en práctica y que, en efecto, figuraron como acciones de gran impacto, especialmente para mejorar la calidad de vida de la población civil.

Con esa visión, Claudia Sheinbaum ha prometido construir el segundo piso de la Cuarta Transformación. Tendrá, no hay duda de ello, el apoyo moral del presidente López Obrador. De hecho, ese respaldo, de manera indudable, se lo mostró el mandatario federal. Llamó a todos los gobernadores emanados del movimiento a una reunión con él. Aprovechó el momento para departir con ellos y hablar de proyectos importantes que, a la postre, se pondrán en marcha. De forma paralela, quiero suponer, pudo hacer un llamado a cada uno de los mandatarios que comparten el mismo proyecto de transformación que Claudia, para ir en una sola dirección.

No necesitamos ser tan suspicaces para saber que, con esa maniobra el presidente, hizo un llamado a la unidad en torno al proceso que se avecina. Eso se notó en el Monumento a la Revolución, donde grandes contingentes de todo el país, mostraron su apoyo incondicional al proyecto presidencial de Sheinbaum. Todos los gobernadores, en primera fila, cobijaron a la abanderada de Morena. Y no solamente será el respaldo, sino toda la capacidad territorial que pondrán en práctica una vez que se oficialice la campaña. Serán un factor determinante para apuntalar el ejercicio, pero, sobre todo, para asumir la responsabilidad de guiar a las estructuras de base.

En Michoacán, por ejemplo, hemos atestiguado el trabajo operativo que ha puesto en marcha Alfredo Ramírez Bedolla, gobernador constitucional. Él, de hecho, fue uno de los mandatarios que aparecieron en la primera línea para acompañar a Claudia Sheinbaum en el cierre de precampaña en el Monumento a la Revolución. O sea, fue partícipe del momento histórico que, por fortuna, nos ha tocado vivir, tiempos de transformación sociopolítica del país. En efecto, cada uno de los gobernadores, en este lapso previo, será de vital importancia para ir afinando los detalles. En ese sentido, Alfredo Ramírez Bedolla, fiel a su estilo, ha ido atendiendo distintas reuniones, eso sí, fomentando la unidad con todos los protagonistas.

Como sabemos, Alfredo Ramírez Bedolla, en trabajo y acciones de importancia, ha hecho un papel muy importante. De acuerdo con la última encuesta que se publicó en aprobación de gobernadores, Bedolla, en franco ascenso, tiene más del 64% de aprobación ciudadana. A su vez, Michoacán ha sobresalido con un esquema de proyectos que debemos tomar en cuenta, particularmente en desarrollo social. Eso, en efecto, ha generado un lazo muy fuerte entre el mandatario y los distintos sectores.

Otro de los mandatarios que tomará las riendas o el manejo territorial es David Monreal, gobernador constitucional de Zacatecas. El pasado jueves, desde el Monumento a la Revolución, lo vimos muy cerca de Claudia Sheinbaum. Ahí, por ejemplo, la abanderada de Morena ganará las elecciones presidenciales. Eso lo vimos en la más reciente encuesta que se publicó hace un par de días. De hecho, la entidad ha mostrado poder para abrir el abanico a más triunfos que se vengan en cadena. En ese sentido, nos cuentan, el gran favorito para conquistar la fórmula del Senado es Saúl Monreal, hermano menor de la dinastía que, de hecho, se encuentra en un momento coyuntural y, con ello, en un ascenso rápido de una carrera muy exitosa como alcalde de Fresnillo. Él, una vez que se alce con el triunfo, será otro aliado incondicional de Claudia desde el legislativo federal.

Puede ser que, en una de esas, haga mancuerna con su hermano Ricardo Monreal en el Senado de la República. Y no es solamente una concepción propia la que alimenta esa hipótesis, sino el rumor que ha trascendido de que, para los trabajos legislativos que vienen en puerta, Claudia Sheinbaum está pensando seriamente en Ricardo, como futuro coordinador de la fracción mayoritaria para legislatura que entra en vigor en septiembre del 2024. Incluso, para muchos, como el redactor de esta columna, el mejor operador político es él. Tuvo, como sabemos, cinco años consecutivos de éxitos que, a la postre, son la columna vertebral de las políticas públicas de la 4T.

Yo, desde este momento, visualizo a Ricardo Monreal como coordinador de los senadores de Morena para el próximo sexenio legislativo. Qué mejor que él. Todo apunta a ese hecho. No veo, sin menospreciar a nadie, alguien con la sagacidad para encaminar las propuestas que envíe Sheinbaum al legislativo. Solo Ricardo, desde todos los ángulos, tiene esa virtud para alcanzar acuerdos y consensos con las distintas fuerzas políticas que integran el pleno. Si hay alguien con esas competencias, es indudablemente el zacatecano. Lo ha demostrado.

Mientras eso llegue al cauce, Claudia Sheinbaum, con todo el respaldo moral del presidente Obrador y de una veintena de gobernadores a lo largo y ancho del país, ganará la elección presidencial.