Acapulco, el transporte público y la improvisación

Acapulco lo que deja ver, lo que ejemplifica, es la capacidad de improvisación del segundo Presidente más popular del mundo y, por extensión, del brillante equipo de luchadores sociales que lo rodea, lo mismo en su gabinete, que en las cámaras, que en las gubernaturas. Primero, agarras, deshaces a la Policía Federal y creas una Guardia Nacional que, en combinación con los abrazos, va a terminar –dices– con la inseguridad. ¿Que el problema de inseguridad no se resuelve todavía y Acapulco, desde hace rato y más desde que pasó el huracán  está lleno de maleantes con armas largas en las calles? ¿Que los maleantes se dedican a extorsionar a la ciudadanía trabajadora? ¿Que, en consecuencia, el puerto se ha quedado sin transporte público? No hay problema. Mandas a la Guardia Nacional que, diligente, se dedica a transportar en camiones de redilas a las personas que ya no tienen transporte público. O sea, a sustituir al transporte público.

El Doctor Patán quiere pensar que con este asunto, como con tantos otros, se han hecho críticas muy injustas a la 4T. A la oposición desesperada me tienta a decirle lo mismo que el Presidente: no traten de sacar raja política del sufrimiento del pueblo.

Lo que probablemente hace el Gobierno, sutil, ajedrecísticamente, es ahogar al crimen organizado por la vía de quitarles las fuentes de financiamiento.

Así, cuando Acapulco se quede sin taquerías, ahogadas por el mismo cobro de derecho de piso, veremos al Ejército friendo garnachas en la calle, y luego preparando cubas para el spring break, y, por fin, alojando a los turistas gringos en los cuarteles, con acuaeróbics conducidos por un sargento con micrófono de diadema. Así, sin alardear, sin echar mano de las armas, como se hacía en el neoliberalismo genocida, es como le das la vuelta a la situación y vuelves irrelevante que, para todo fin práctico, el crimen organizado cumpla con las funciones de una presidenta municipal que decidió ausentarse más o menos desde que Otis hizo de las suyas. O sea, que el crimen organizado gobierne lo que la gobernadora Evelyn Salgado llama Hogar del Sol. Muy poético, dicho sea de paso. A ver si papá Macedonio se avienta una canción con ese título.

Lo que vale para Acapulco, vale para la Ciudad de México. Idea ganadora, cortesía de su Doctor: ¿ven las 11 toneladas  de concreto que se les cayeron en Constituyentes? Pinten la pieza de morado, pónganle el logo de Morena, métanle un toldo y que el Ejército la use para repartir cubetas de agua, que anda escaseando.

 

   @juliopatan09

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