La cultura de los olores

Irreverente

Les platico:

Tengo lectores que no gustan de lo que escribo. Están en su derecho.

Y con el debido e irreverente respeto les regreso el “cumplido”:

No me gustan los lectores que se sueltan opinando cuando muy apenas leen el título de mis artículos.

Vamos a ver si se animan a opinar o criticar con solo ver la portada de éste, sin leer el final.

Arre? Arre!

La gente buena huele bien y la mala, mal:

No le hace que se atranquen de cebolla, ajo y las más exóticas especias de la India; si es buena, la gente huele bien.

Y aunque coma puras verduritas, se llene la boca de mentitas y como postre haga gárgaras con Listerine, la mala, huele mal.

Desde Australia:

La Ibero tuvo muchos aciertos en el primer Programa de Desarrollo Humano que impartió.

Uno de ellos fue traer desde Australia al más connotado especialista del mundo en hipnosis clínica, que posteriormente impartió un diplomado de dicha disciplina durante 9 meses y cerró con una sesión magistral de cinco días que tuvo lugar en aquel remoto país, cuando aún no aparecían los zooms.

Resultó que dicho experto lo era también en la “cultura de los olores”, que forma parte del programa académico de hipnosis clínica.

La esencia de esa materia se explica en el siguiente breviario psicosomático.

Arre? Arre!

El cuerpo humano produce determinadas y muy particulares enzimas cuando la emoción se vuelve alta tensión.

Esta ocurre de manera natural e involuntaria únicamente al hacerse algo indebido, por no decir “malo”.

Es difícil explicar en unos minutos lo que me tocó aprender durante 9 meses en aquel programa.

Solo les digo que los humanos estamos dotados para reconocer consciente o inconscientemente cuando hacemos algo indebido.

Son los actos los que generan las enzimas mencionadas, que causan una descomposición orgánica en el procesamiento de los alimentos… Y los humores del cuerpo, también conocidos como olores.

A esta rama del conocimiento se le cataloga como “cultura”, pues no alcanza el rango de “medicina”.

Pero existen pruebas de laboratorio y prácticas en ambientes reales con humanos, que confirman su existencia.

No se necesita tener olfato “canino” para detectarlo, solo se requiere atención y observación, pues no se constriñe a la halitosis, sino que atañe al humor corporal.

Anécdota:

Elena Chávez, autora de “El Rey del Cash” y “El Gran Corruptor”, menciona que cuando López Obrador los visitaba a ella y a su ex marido César Yáñez en su casa y se le acercaba, olía mal.

Cajón de sastre:

En uno de mis encuentros con el presidente de México confirmé lo que Elena describe en uno de sus libros: huele malMañana cambio completo de programa, sin faltar el incomparable Iván

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