Una mañanera con Claudia Sheinbaum

Leí la columna de Héctor Aguilar Camín que escribió ayer, sobre el fenómeno de las mañaneras del presidente López Obrador.

Y le llama “fenómeno” porque son exitosísimas y  eso nadie lo puede negar.

Menciona que tienen una fuerza impresionante que no ha decaído en estos seis años de gobernanza y eso es lo más increíble.

Atribuye que factores como recurrir al chiste, a la ocurrencia, a la pifia, al error, a la violencia verbal, al pleito, a la burla, a la música, a la poesía, todos esos factores que acontecen en las mañaneras han sido muy atractivos para muchos.

Comenta en su columna que, literalmente el periodista ya no ejerce sus funciones como tal dentro de ella, pero que solamente se dedican a replicar las tonterías que se dicen en ese espacio.  Y que por una u otra razón al final todos los medios retoman parte de la mañanera y así es como le dan difusión. Aguilar Camín dice que jamás ha sintonizado una sola mañanera, pero que diario se entera de ella, de lo que se dijo ahí, de lo que resonó en ella.

Aguilar Camín también dijo que es un hecho bien sabido que  “nadie se resiste a difundir ningún pasaje de la mañanera: el del error, el de la amenaza, el de la venganza, el de la burla hacia otros,  el de la invención de datos, el de la indiferencia ante el dolor de los demás, etc” y también eso es lo que ha llevado a que siempre se hable de ellas.

Pero, básicamente comenta Aguilar Camín, es que el presidente recurre al escándalo. Ese que no se puede dejar de ver. Ese que por morbo miramos. “El escándalo es noticioso”, dice Aguilar Camín y AMLO incurre en él todos los días.

Acepta que el presidente supo imponer una fórmula pues… muy suya y muy difícil de copiarle que le funciona muy bien para impactar a los ciudadanos y a los medios.

Luego entonces, ya es un hecho que tendremos a una presidenta, y que posiblemente sea Claudia Sheinbaum.

También es un hecho que ella misma ya confirmó que le dará continuidad a todo lo que tenga que ver con Obrador, incluidas las mañaneras. Pero de ser así se avecina un estrepitoso  fracaso.

A Claudia Sheinbaum le falta carisma, no se le da bromear o ser sarcástica. El presidente hace rabiar hasta a sus seres queridos,  lo que sea, pero algo provoca en otros.

Con Claudia Sheinbaum será diferente. Y esa dupla que había formado López Obrador con Jesús Ramírez Cuevas de: “A ver Jesús por qué no me buscas” tal o cual imagen, y de inmediato Jesús, sudando, corre a buscar la nota y subirla para proyectarla, sonriéndole a AMLO como cuando un perrito le lleva la pelota a su amo.

Una fórmula así no tendrá Claudia Sheinbaum, aunque sea el mismo Jesús el que siga en ese puesto.

Y también creo que no funcionará con Claudia Sheinbaum las mañaneras porque ella no es una persona mal educada. Tiene clase y tiene educación. Sin duda. Cosa que el presidente no tiene.

Pero esta forma de ser como de “barrio” es lo que encandila a muchos que incluso hasta sintonizan las mañaneras para divertirse.

Claudia, estoy segura, no se colocará atrás del que está exponiendo. Me imagino saldrá de cuadro porque es una forma respetuosa de dejar hablar al exponente.

Siempre me pareció una peladez que el presidente se colocará justo detrás del exponente cuando le toca pasar al atril a hablar. Ni siquiera los maestros en mi época de estudiante lo hacían. Y Claudia no lo hará porque no se le da caer tan bajo.

Entonces mucha gente dirá: “Qué aburridas se volvieron las mañaneras con Claudia Sheinbaum”.

Sus asesores y estrategas creo que no se han planteado la urgente necesidad de buscarle algo innovador y fresco. Algo que no se le parezca a López Obrador porque él es simplemente inimitable.

Tan simple como que de pronto Claudia Sheinbaum no está tan presente haciendo campaña como Xóchitl Gálvez, porque si algo le sobra a Xóchitl es el “verbo” como quién dice. El hablar fluido, de manera natural, espontánea y muy igual a otro ciudadano. Eso es lo que conecta. Pero, ¿dónde está Claudia que casi no se le ve ni se le oye? Es extraño.

Pues bueno, hasta aquí dejo mi análisis de cómo serían las posibles mañaneras de Claudia Sheinbaum de ganar la presidencia.

Mi humilde sugerencia y consejo  es: No, Claudia. Detente. No pretendas darle continuidad a las mañaneras. Esas ya traen el sello y la marca de AMLO. No nades en aguas turbias e inseguras. Busca nuevos proyectos y formas de comunicar. Busca a nuevos asesores, de quién menos te imagines obtendrás ideas maravillosas, pero por favor, se va López Obrador y con él sus mañaneras.

Eso creo.

Es cuanto.

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