La moneda no está en el aire; Sheinbaum ganará la elección presidencial
Hay un optimismo simulado entre los detractores del presidente López Obrador que, déjenme decirles, son los únicos que creen —sin fundamento— que pueden revertir y ganar la elección presidencial. Incluso, algunos columnistas han asegurado que, para el ejercicio que se avecina, la moneda está en el aire. Con esa premisa, han justificado, perdón, que lo diga de esta forma, circunstancias irrelevantes que jamás sucederán. De hecho, tienen la esperanza de que los debates se conviertan en un mecanismo de impulso para Xóchitl. Tienen, de verdad, un espíritu con muy poco sentido de la realidad. Quizá se refieran a un milagro, pues de otra manera no veo por donde Gálvez puede conectar.
Vayamos por pasos. Xóchitl Gálvez, lo digo con mucho respeto, no tiene el nivel académico ni intelectual con el que cuenta Claudia Sheinbaum. La precandidata de Morena, por mucho, es muy superior a la abanderada de la oposición. Así que los debates, para nada, son una esperanza por más que traten de orientar la narrativa que, como sabemos, se inclinará a la guerra sucia. A eso le apostará el Frente Amplio por México y su estratega Claudio X. González. Inclusive, en eso se ocupan ante la falta de propuestas y un programa de gobierno. Por esa sencilla razón, la moneda no está en el aire.
Otro de los puntos claves que aseguran los conservadores, será el porcentaje de indecisos que, según los datos, promedia una ponderación del 15%. La oposición, de hecho, no puede contar con ellos ni mucho menos sumarlos. Ellos, por supuesto, están a la espera de tomar una decisión con base en las propuestas que escuchen. Si nos guiamos por esa lógica, el esquema de Claudia Sheinbaum, para el desarrollo y progreso del país, es potencialmente superior. Eso significa que todos aquellos que aún no determinan la orientación del voto, tomarán partida por Morena, al menos el mayor número de ellos. Eso, en retrospectiva, aumentará la tendencia al lopezobradorismo.
En el caso de las encuestas, Morena domina de pies a cabeza todas. Es de conocimiento público que, en cada una de ellas, la ventaja ha ido creciendo, mientras Xóchitl pierde terreno haciendo recetas de cocina o tropezando en temas que, de hecho, no tiene ni la más mínima idea de lo que habla. Eso, déjenme decirles a quienes piensan que la moneda está en al aire, que son factores que desdibujan más a la derecha. Con esos defectos, porque no son cualidades, la derecha está destinada al fracaso. Lo de Gálvez fue un fiasco. No ha sido la panacea y, por si eso fuese poco, no está a la altura de lo que demanda una elección presidencial. En efecto, fue una vacilada de mal gusto, eso de la irrupción que, al fin y al cabo, solo se trató de una estrategia propagandística ruidosa que, por su propio peso, cayó en detrimento.
Desde un principio hasta ahora, todo ha sido un fracaso. De hecho, cada uno de los partidos, aunque lo nieguen, viven una crisis muy preocupante. El PRD, por ejemplo, está al filo de su extinción. Las últimas encuestas lo colocan con solo el 2% de la votación a nivel nacional. Esto significa que, si hoy fueran las elecciones, no hay duda de que perderían el registro. Sería lo mejor que pudiera pasar después de lo decepcionante que terminó siendo al final, especialmente desde la firma del Pacto por México, en que claudicó con todos los principios de su génesis. Lamentablemente, por los tiempos de esperanza que vivimos, eso sería el fin del Sol Azteca, que, en un momento coyuntural, estuvo a punto de ganar la presidencia.
Lo mismo sucede con el PRI. Aunque, a comparación del PRD y PAN, ganará aun perdiendo. Me refiero a las posiciones que negoció para los puestos legislativos. Pero, más allá de eso, terminará siendo un descalabro para ellos con una abanderada que, de cierta forma, se las impuso Claudio X. González. No hubo más remedio que aceptar las condiciones de una coalición variopinta que, como dijimos, está destinada a perder. Así que, con ello, la moneda no está en el aire.
Es sencillo: Morena y Claudia Sheinbaum ganarán la elección presidencial y, con ese efecto, 8 de 9 gubernaturas que están en juego. Y, por si fuese poco, serán mayoría en ambas cámaras legislativas, lo que le permitirá a Sheinbaum profundizar las políticas públicas de la cuarta transformación de la vida pública del país. Y lo hará, queda claro, con el mejor equipo de trabajo que, de paso, no lo tiene la oposición.