Estufas de leña: mitos y realidades (Segunda parte)

Como ya se comentó en la entrega anterior, 28 millones de mexicanos utilizan leña como fuente de energía para cocinar sus alimentos, calentar agua y el interior de sus viviendas; esto representa casi 8 millones de viviendas. En esta entrega revisaremos con mayor detalle el consumo de leña en nuestro país, desde la perspectiva energética.

El Balance Nacional de Energía (BNE) elaborado por la Secretaría de Energía es, de acuerdo con su propia definición “un documento estratégico que expone en forma general y desagregada los principales indicadores de producción, comercio y consumo de energía, de México”. Este documento contiene información sobre los cuatro sectores consumidores de energía: a) industria, b) transporte, c) residencial, comercial y público; y d) agrícola.

El BNE del año 2022 reporta un consumo final total de energía de 5,682.55 Petajoules (PJ), el prefijo Peta expresa un factor 1015 o miles de billones, en este caso de unidades energéticas.

El sector más demandante de energía es el transporte con un 47.5%, seguido del industrial con un 26.3% y en tercer lugar el residencial con el 17.6%, donde también se contabiliza al comercial y público, pero predomina el residencial con el 14.8%; el sector agropecuario requiere apenas el 3.3% de la energía final consumida, tal como se muestra en la Figura 1.

Figura 1. Consumo final de energía por sector

El 14.8% del consumo energético del sector residencial, significó 833.62 PJ en el año 2022; es importante destacar que esta tendencia se mantiene casi constante a lo largo de los años. Un tema que vale la pena destacar es que desde hace varias décadas se ha insistido a la Secretaría de Energía que actualice su metodología para lograr una estimación más precisa, por lo que hace algunos años se hizo un ajuste, sin embargo, aún los datos del BNE presentan una ligera subestimación, de alrededor del 5%.

Para todos es muy común que cuando hablamos de energía en el sector residencial pensemos de inmediato en la electricidad, ya que la mayoría de nuestras actividades cotidianas están relacionadas con este servicio: iluminar nuestra vivienda, cargar el montón de chunches (gadgets) electrónicos que usamos: teléfono, tableta, computadora, pantallas, audífonos, lectores de libro, electrodomésticos… En el año 2018, la SENER y la CONUEE en colaboración con el INEGI aplicaron por primera vez la Encuesta Nacional sobre Consumo de Energéticos en Viviendas Particulares (ENCEVI) para “generar información estadística que permita conocer los patrones de consumo energético de las viviendas en México y por región… para crear políticas públicas…” obviamente, esto último no ha sucedido hasta la fecha.

De acuerdo con la ENCEVI, el consumo residencial de energía está integrado por las siguientes actividades de uso final: cocción de alimentos, iluminación, refrigeración, calentamiento de agua, calefacción y enfriamiento de espacios y el uso de electrodomésticos. En el Reporte de Resultados se muestra el tipo de tecnología empleada en cada uso final, el tiempo de uso y algunas otras características para tres regiones en las que se dividió el país: norte, centro y sur; sin embargo, no se reporta el consumo energético final del sector.

La información generada por la ENCEVI, fue procesada nuevamente por investigadores de la UNAM, quienes estimaron el consumo de energía aplicando la metodología de usos finales y señalan que: “El trabajo implicó un reprocesamiento de la Encevi para la obtención de las saturaciones de equipos domésticos en los diferentes ámbitos y regiones, así como el cálculo de los consumos unitarios de cada tecnología por uso final a partir de una revisión amplia de la literatura”. Es decir, se determinaron la cantidad de equipos y su tipo, el tiempo de uso y su consumo para las tres regiones del país. Los resultados se publicaron en el Cuaderno temático intitulado: “Patrones de consumo energético en el sector residencial de México: un análisis desde la perspectiva de usos finales”.

El estudio determinó que el consumo del sector residencial alcanzó los 790 PJ para el año 2018, año en que se aplicó la encuesta, de los cuales el 76% de la energía usada en las viviendas es térmica, es decir, calor; mientras el restante 24% es electricidad; en otras palabras, dos terceras partes de la energía usada en las viviendas de México es energía térmica y un tercio es electricidad.

Continuando con los resultados del mencionado estudio, la energía térmica, en orden importancia, se utiliza para cocinar alimentos, calentar agua y para calefacción. Mientras que la electricidad se utiliza para enfriamiento, refrigeración, otros usos, entretenimiento, y le siguen iluminación, lavado de ropa, cocción, calentamiento de agua, calefacción y bombeo de agua como se ilustra en la Figura 2.

Figura 2. Principales usos finales de la energía en el sector residencial

Como se ha señalado en la primera parte, nos interesa mostrar la importancia de la leña como fuente de energía en el sector residencial mexicano; así que insistiremos en los datos: en la Figura 3 se observa que el gas LP (el de los tanques) es utilizado por 74 millones de habitantes mientras que la leña alcanza los 28 millones si sumamos a los usuarios de leña y gas LP (19.84) y a los usuarios que únicamente usan leña (8.08). Además, hay 2.5 millones de personas que cocinan con carbón vegetal en combinación con la leña o con el gas LP. Vale la pena destacar que la cantidad de usuarios exclusivos de leña y los de gas natural son similares, 8 millones, pero las políticas e incentivos para cada combustible no tienen punto de comparación.

Figura 3. Cantidad de usuarios y combustible para el cocinado de alimentos

Aunque sea repetitivo, se debe insistir en que las familias no abandonan el uso de una tecnología o combustible cuando tienen acceso a una “mejor” alternativa, lo cual se asocia normalmente al gas LP. En los últimos años la cantidad de usuarios que sólo utilizan leña ha disminuido, pero se ha incrementado el número de usuarios que usan leña y gas.

Existen mayores detalles del patrón de consumo energético del sector residencia en el documento de referencia, pero con estos datos se demuestra que la atención al sector residencial es urgente y prioritaria para que se promueva un uso eficiente y sustentable de la energía térmica.

No debemos olvidar que la CONUEE impulsa desde hace varias décadas el uso eficiente de la energía y en sector residencial se ha centrado en la electricidad. El impacto de las políticas de eficiencia energética ha funcionado y actualmente un porcentaje considerable de la población es consciente y ya utiliza equipos eficientes, tal como se muestra en la Figura 4, donde vemos que los equipos eficientes más utilizados son el refrigerador y la lavadora, después le sigue el aire acondicionado; es decir los que usan electricidad. Para el caso de la energía térmica y básicamente equipos que usan gas, se reporta un 53% para calentadores de agua y un 43% para las estufas; esto indica que aún existe un gran potencial para trabajar con la energía térmica.

Figura 4. Porcentaje de viviendas que usan electrodomésticos eficientes

En conclusión, podemos afirmar que el sector residencial requiere de manera urgente y prioritaria la formulación de políticas públicas encaminadas al uso eficiente de la energía térmica mediante la promoción e introducción de tecnologías eficientes, combustibles complementarios y campañas permanentes de información; además de políticas públicas e incentivos focalizados en usuarios con características definidas.

En la siguiente entrega, hablaremos de los programas masivos de estufas realizados en nuestro país.

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