Cómo preparar carbón comestible
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Ingredientes:
200 gr. de azúcar glas.
1 clara de huevo M 35 gr. aprox.
5 ml de zumo de limón.
Colorante negro.
115 ml de agua.
350 gr. de azúcar.
Poner en un cuenco vacío la clara de huevo junto al jugo de limón y con la ayuda de unas varillas batir y añadir poco a poco el azúcar glas.
Cuando hayamos introducido todo el azúcar glas, notaremos cómo hemos conseguido una glasa muy espesa, si no es así añade más azúcar glas porque necesitamos que sea espesa.
Conseguida nuestra glasa, llega el momento de colorearla, en este caso de negro. Pensar que posteriormente lo mezclaremos con el almíbar y perderá color, por lo tanto, echar a la glasa el doble de colorante para que nuestro carbón quede negro o similar.
Conseguido el color deseado, separaremos de dicha glasa 35 gr. por cada preparación que vayamos a hacer (el resto puedes conservarlo en el refrigerador tapado lo más hermético posible).
Ahora ya tenemos, por un lado, la glasa negra, y el agua y azúcar con los que preparamos el almíbar, para ello ponemos en un cazo, el agua junto al azúcar y lo llevaremos a un almíbar a punto de 128º C, removiendo constantemente para que no caramelice. Sabremos que hemos conseguido el almíbar cuando cojamos con una cucharita un poco, lo sumerjamos en agua fría y podamos hacer una bolita.
Llegado a este momento, tenemos que tener listo un molde cubierto con papel vegetal y la glasa, ya que este paso es muy rápido y es clave para conseguir nuestro carbón.
Por lo tanto, echamos la glasa al almíbar y al mismo momento retiramos el cazo del fuego y removemos para que la glasa se mezcle con el almíbar, empezará a subir. Romperemos la subida moviendo con más intensidad y notaremos que baja y se sitúa a su posición inicial, este momento es donde nuestra mezcla debería haber adoptado todo el color negro del colorante.
Sin dejar de mover veremos que vuelve a subir, este es el momento de verter la mezcla sobre nuestro molde sin rellenarlo hasta arriba porque hay que dejar margen para que suba nuestra mezcla. Al verterlo sobre nuestro molde, la mezcla levará con potencia hasta casi desbordar, endurecerá y conforme vaya enfriando es posible que pierda volumen.
Una cosa es que pierda volumen y otra que se desplome, si se desploma, tendremos que volver a repetir el proceso, ya que no hay forma de salvarlo. Si sucede esto es porque antes de verterlo sobre el molde estaba demasiado caliente y a la hora de enfriarse se enfría la parte superior antes que la base, creando así más peso y, por lo tanto, desplomándose.