Morena dominante; Chiapas y Tabasco, punta de lanza en la elección
Estamos a días de terminar el año 2023. De hecho, fue un periodo de definiciones políticas y una correlación de fuerzas la que provocó la designación de Claudia Sheinbaum como coordinadora de los comités de la defensa del voto. Dado que es la etapa decisiva para conformar la precandidatura y, de esta forma, nueve entidades federativas que, a su vez, tienen abanderados, es un momento crucial el que vivimos. Incluso, después de la toma de decisiones, el lopezobradorismo luce más cohesionado y unido para respaldar los triunfos históricos que logró en 2018. En efecto, Sheinbaum ganará la elección y, para el próximo sexenio, será la presidenta constitucional de México.
Eso significa que, por segunda vez consecutiva, Morena ganará la silla presidencial y, con las condiciones dadas, la mayoría de entidades federativas que se disputarán de manera paralela. Incluso, apenas hace unos días, varias encuestadoras divulgaron la evaluación del mes de diciembre. En este momento, por ejemplo, Morena domina con gran margen la mayoría. Eso, en pocas palabras, habla del voto de confianza que la población civil sigue depositando en el proyecto que encabeza el presidente López Obrador.
Fue un gran acierto —lo dijimos— poner en la cancha a los perfiles con mayor capacidad de convocatoria. Fue el caso de CDMX, Puebla, Yucatán, Morelos, Guanajuato, Jalisco, Veracruz, Chiapas y Tabasco. Todos, sin excepción, son cuadros muy competitivos para llevar a cabo un buen papel en la campaña. A pesar de que no es la misma circunstancia o efecto que puede surgir en un territorio distinto, existe la esperanza de suscitar la sorpresa en demarcaciones en las que la derecha ha mantenido una hegemonía. Esa barrera se rompió desde que el lopezobradorismo conquistó el Estado de México, que muchos llegaron a decir que, en efecto, siempre estaría en manos del PRI.
Basta con echar un vistazo a las últimas encuestas. En Guanajuato, Jalisco y Yucatán, Morena puede ganar la elección. De hecho, hay datos que, en este momento, ponen arriba a Claudia Delgadillo y Joaquín Díaz. Aunque, las más claras y holgadas, se ubican en CDMX, Puebla, Veracruz y Morelos. Y, con una proporción todavía mayor, están Chiapas y Tabasco. Todo indica que estos dos puntos anteriores, serán la punta de lanza del proceso presidencial. En ambos, no tengo duda, ganarán las gubernaturas y, con ese efecto, Sheinbaum tendrá una ponderación de votos muy significativa de más del 50%.
Eduardo Ramírez y Javier May, ambos precandidatos de sus respectivos estados, promedian la intención del voto más alta en las nueve entidades que estarán en juego. En Chiapas, por ejemplo, el Jaguar Negro tiene una percepción del voto muy superior al 60%. Eso significa que, su designación, fue un gran acierto, por lo que representa su figura en estos momentos. Ramírez, de hecho, gana en cualquier escenario y ante cualquier rival del Frente Amplio por México con una estimación de 3 votos a 1. Es, por supuesto, una manifestación muy clara del poder de convocatoria que jala el coordinador de los senadores de Morena en el sur del país.
Para darnos una idea más clara, Morena arrasará en Chiapas y Tabasco. De hecho, en la tierra del presidente se vive el mismo fenómeno que en Chiapas. Javier May, en ese sentido, promedia una intención del voto también de más del 60%. Lo dijo el mandatario federal en 2018: “ganaremos por goleada”. Y sí: bajo esa lógica, el panorama luce, de acuerdo con todas las encuestas, muy alentador para el lopezobradorismo. Será, como todo, un proceso que hay que jugar con toda la seriedad posible para no confiarse. Es verdad, las elecciones se juegan, se consolidan y se ganan; empero, con todos los elementos a favor, y un buen perfil para que sea la clave del éxito, es idónea la perspectiva.
En ese camino, queda claro, transitan figuras como Eduardo Ramírez, en Chiapas; de igual forma Tabasco, con Javier May, que está jugando un papel preponderante y, ante esos niveles que han ido acumulando, ambos arrasarán en la elección para gobernador. Con ese impulso, por supuesto, ganará Clara Brugada, en CDMX, lo mismo que Alejandro Armenta en Puebla; no se diga en Veracruz, donde Rocío Nahle ha mantenido un buen ritmo y, sobre todo, por el nivel de aceptación que los abanderados de Morena han recibido. O sea, se han ganado el cariño de la población civil.
Morena ganará en Morelos, Veracruz, Puebla, Jalisco, CDMX. Y, de manera arrolladora, triunfará en Chiapas y Tabasco, que, para el caso, se convertirán en punta de lanza de la sucesión presidencial con dos abanderados como Eduardo Ramírez y Javier May.