Éxodo de expriistas hunde más al Frente Amplio por México

Lo que está aconteciendo, sin lugar a dudas, es la respuesta a la fallida gestión del dirigente del PRI, Alejandro Moreno. Todas las renuncias, por cierto, tienen un común denominador: “Alito” se ha apoderado de todas las decisiones y el control de las designaciones entre componendas con el PAN y el moribundo PRD. De hecho, el éxodo de perfiles que pasarán a integrar la operación territorial a favor de Claudia Sheinbaum significa un duro golpe para Xóchitl Gálvez, más allá de que lo intenten minimizar. En efecto, la crisis ha cimbrado el círculo más cercano de la abanderada de la derecha, con la renuncia de Silvano Aureoles, que ha sido menospreciado, así lo dijo, en otras palabras, por Xóchitl.

Por ese motivo, el Frente se ha visto obligado a recurrir a la guerra sucia que, a propósito, ya no funciona por la poderosa columna vertebral que ha construido el presidente López Obrador, el cual, lo dijimos ayer, constituye un muro de contención en la defensa del proyecto de la 4T. Caso contrario, la derecha se encuentra agazapada en la figura de Gálvez, que, por cierto, no da una y, para el caso, se ha vuelto una peculiaridad los tropiezos y los errores que comete a diario. De hecho, no funcionó la estrategia de irrupción que pusieron en marcha. De igual forma, la senadora nunca fue, ni tantito, la solución o la panacea de la decadencia de la oposición.

La oposición no tiene —es sabido por todos— un proyecto de gobierno que, al menos, despierte el interés. Los resultados de las últimas encuestas muestran el descenso de Xóchitl. De hecho, en todos los escenarios Sheinbaum gana 2 a 1. Incluso, Gálvez terminará siendo el peor desastre o la apuesta del Frente que, sin duda, deben estar muy preocupados y, con ello, buscan mitigar el golpe contundente del éxodo de priistas que ahora juegan en la cancha lopezobradorista. Eso, por cualquier ángulo que se vea, debilita el pobre trabajo de la derecha que, de hecho, está contra las cuerdas.

Dirán que establecieron una alianza entre tres fuerzas políticas. El problema es que, en este momento, cualquiera de ellos vive una decadencia que a nadie debe sorprendernos después del descalabro que vivió Anaya hace seis años. Es, sin lugar a dudas, una coalición que no termina por encajar en la población civil. El PAN, por ejemplo, nos ha demostrado que no sabe gobernar y, de paso, no tiene cuadros para competir. Lo mismo puede decirse del PRD, aunque más crítico. De hecho, el Sol Azteca está al filo de la extinción en el instante en que se convirtió en un partido tradicional que giró hacia la derecha reaccionaria.

Eso debe de preocuparles, pues la intención del voto, en este momento, está en 3%. Al igual que el PAN, no tiene referentes, ni mucho menos han aparecido cuadros que carguen con esa responsabilidad. Y qué decir del PRI, que va por la misma dirección. Eso nos lleva a concluir el mismo preludio que el Sol Azteca. Las constantes rupturas y los desencuentros internos siguen ahuyentando a la militancia que, por consiguiente, han encontrado refugio o cobijo en otras expresiones. Detrás de las renuncias, por supuesto, viene una estructura importante de militantes que han quedado en la orfandad, producto del declive que provocó Alejandro Moreno, presidente nacional del PRI.

Por ese motivo, los cuadros al interior del PRI fueron yéndose poco a poco. Eso, al final de cuentas, tiene un impacto negativo para Xóchitl Gálvez, qué carga con la enorme desconfianza de millones de mexicanos que, en este momento, jamás votarían por ninguno de los partidos que integran la alianza de la derecha. Por consiguiente, no representan, ni mucho menos juegan un papel que conecte con la población. El más claro ejemplo es Xóchitl, cuyas limitantes son muy notorias y, hasta cierto punto, grotescas para el nivel que se necesita en un proceso presidencial. Ahora, si hacemos una reflexión minuciosa, esa es la candidata perfecta que se merece el PRIAN. No alcanza para más. Es lo que hay en esa baraja de perfiles que, de manera clara, están derrotados desde hace muchos meses. Morena ganará la elección presidencial con amplio margen de diferencia.

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