Reacomodos legislativos
Por supuesto, el Senado de la República se ha convertido en una palanca o motor no solo de grandes proyectos para el desarrollo del país, sino como una plataforma para incursionar en puestos de elección claves. Hasta este instante, despachan una cantidad importante de legisladores que, en su momento, fueron suplentes, aunque, por méritos propios, han destacado por atender con responsabilidad la agenda de prioridades de la Cuarta Transformación. De hecho, hablamos de una cantidad significativa que, a la postre, se acrecentará con la salida obligada de Eduardo Ramírez y Alejandro Armenta, que se meterán de lleno al proceso de precampaña en sus respectivas entidades.
Por ese motivo, habrá más reacomodos legislativos, pero también encomiendas claves, como la que lleva a cabo el hoy coordinador de los senadores de Morena, Eduardo Ramírez. Se sabe que, todavía estos días, atenderá unos pendientes en la cámara alta en vísperas del final del periodo legislativo. Con ello, vendrá un lapso de receso y una plenaria para organizar los trabajos en la recta final del próximo semestre. En pocas palabras, “El Jaguar”, como lo conocen, entregará el bastón de mando legislativo, ahora que esa concepción fluye en los ambientes políticos. Eso, por supuesto, pondrá fin al ejercicio legislativo de Ramírez, que cumplió al pie de la letra la encomienda que la bancada de Morena le otorgó en mayoría.
Aunque no hay pronunciamientos de quien podrá tomar el timón, es muy probable que muy pronto empiecen a trascender los perfiles que, para el caso, sabremos que encabezará los trabajos de coordinación. Será, no tengo duda, un ejercicio similar a cuando Ricardo Monreal dejó la fracción para ir en busca del proceso presidencial de Morena. Hablamos de la misma fórmula que funcionó a la perfección cuando el zacatecano entregó la batuta a Eduardo Ramírez por ser, ni más ni menos, un liderazgo consagrado que, en estos meses, demostró estar a la altura de cualquier desafío.
Eso mismo lograría acontecer: Eduardo Ramírez, a sabiendas del poder político de Ricardo Monreal, puede regresar el bastón de mando en el legislativo. Eso se sabrá hasta el próximo año. De hecho, el zacatecano no se ha pronunciado al respecto. Es verdad, se especula mucho, sin embargo, será una decisión del órgano colegiado de las mayorías. Aunque, claro está, el regreso de Monreal, hace unas semanas, puede ser una señal clara de lo que acontecerá. Incluso, es una pregunta obligada que todos nos hemos hecho por la salida próxima del coordinador de la fracción de Morena, pues como sabemos, se meterá de lleno a la precandidatura por la gubernatura de Chiapas.
Por ese motivo hemos puesto especial atención. Antes de que eso suceda, debemos reconocer el quehacer que llevó a cabo Eduardo Ramírez. De entrada, conformó un equipo de trabajo cohesionado. Asimismo, supo, de igual forma, calmar cualquier tensión y, con ello, tomó decisiones muy acertadas que, gracias a su liderazgo, supo llevar a buen puerto en la rendición de cuentas. Eso mismo pasará, no tengo duda, en la entidad federativa de Chiapas, donde Ramírez ganará la elección con una población que, desde hace muchos meses, se ha volcado a la imagen del “Jaguar Negro”. De hecho, la ventaja que tiene Morena en aquel punto del sur del país es, en la medida que las semanas avanzan, potencialmente holgada a favor de Eduardo.
Mientras eso pase, vale la pena ir reflexionando sobre los reacomodos que habrá en el Senado de la República. Tengo la impresión de que, para el caso, las cartas están echadas a favor de Ricardo Monreal para regresar a la coordinación. Ese es mi punto de vista y, no tengo duda, el que muchos analistas han llevado a cabo por la magnitud de la encomienda que dejará Ramírez. Además de ello, no es un secreto a voces la cercanía que han construido ambos. Hay, además de afinidad, una amistad que los liga. De hecho, esa dupla fue muy exitosa en el periodo legislativo para sellar una cantidad importante de leyes y reformas constitucionales. Son, en palabras más sencillas, actores de todas las confianzas entre uno y otro. Por esa razón, tengo la sensación de que la coordinación se decidirá por esa misma línea, especialmente en un momento coyuntura clave donde se jugarán posiciones claves y, ahora más que nunca, el presidente, Sheinbaum y el movimiento necesitan de un líder de la capacidad de Monreal como líder de la fracción y, de paso, del ejercicio de precampaña, donde el zacatecano es una pieza clave del engranaje.
A propósito, este fin de semana se reunió Ricardo Monreal con Eduardo Ramírez y el gobernador Rutilio Escandón. Fue, no tengo duda, una fotografía que retrata los fuertes lazos que unen al zacatecano con el Jaguar Negro, lo que reivindica la unidad y el apoyo mutuo que existe. Además de ello, eso refleja el poder político del zacatecano, que es, ni más ni menos, un actor del primer círculo de Claudia Sheinbaum, que ganará la presidencia de la República con un equipo de primer nivel.