Educación, salud y seguridad: los grandes fracasos de la 4T

Mucho puede discutirse sobre los logros o fracasos de AMLO y de su gobierno. Sus corifeos alzarán la voz para reivindicar supuestos logros como la ampliación de los programas sociales, el aeropuerto donde no hay vuelos, la percepción – insisto, percepción- de que se ha reducido la corrupción, la construcción de una refinería o el inicio de un tren en el sudeste mexicana cuya viabilidad tendrá que demostrarse

La oposición, por su parte, criticará todo lo que sea medianamente criticable. Sin embargo, en el ánimo de hacer una crítica justa basada en la evidencia podemos apuntar hacia tres materias donde AMLO ha fracasado estrepitosamente: educación, salud y seguridad. Si bien en buena medida la pauperización de las tres áreas estratégicas responde a problemáticas estructurales, las decisiones tomadas por el presente gobierno han conducido a su agudización.

En materia educativa, el gobierno de AMLO va en sentido contrario a los consensos adoptados por los especialistas. En primer lugar, tras haber eliminado la reforma educativa de 2013, el gobierno mexicano devolvió al SNTE la rectoría de la educación, hipotecando a su paso el futuro de los niños y jóvenes de México. Y en segundo, con la “Nueva Escuela Mexicana” la SEP pretende apartar del currículum la enseñanza de materias esenciales para el desarrollo de los niños. En su lugar han optado por la introducción de elementos cargados de ideología que poco contribuirían al mejoramiento de la calidad de los aprendizajes.

En este sentido, la prueba PISA ha puesto de relieve la precariedad de la educación en México. A la luz de sus resultados, más de la mitad de los jóvenes mexicanos no son capaces de realizar operaciones matemáticas sencillas y no tienen capacidad de comprensión lectora, lo que refleja la podredumbre del sistema, y cómo la educación pública ha sido rehén de los intereses gremiales.

En salud, ni se diga. La pandemia de Covid-19 puso de manifiesto la paupérrima condición de la salud pública provocada por los escasos recursos públicos destinados a la materia. En este tenor, recomiendo la lectura de la columna de Carlos Urzúa publicada ayer en EL Universal. En ella, el ex funcionario ofrece datos sobre la dramática falta de vacunas infantiles, y cómo AMLO, quien jura buscar un modelo de salud pública similar al escandinavo, ha contribuido a la profundización de la problemática estructural.

Y finalmente, la seguridad. Hoy más que jamás el crimen organizado campea libremente a lo largo del país. Mientras los cárteles son los dueños de las plazas del país, el gobierno federal mira hacia otro lado, las autoridades locales son presas de las extorsiones de los narcotraficantes e incrementa el número de asesinatos dolosos, los feminicidios y las desapariciones.

La próxima presidente de México, sea Claudia o Xóchitl, tendrá la labor impostergable de atender estas problemáticas, echando a un lado las ideologías de partido y centrándose en convertirse en verdaderas mujeres de Estado.

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