Los estudiantes mexicanos con graves problemas en matemáticas

México cayó nuevamente en los resultados de la prueba PISA, programa internacional que evalúa distintas habilidades de los estudiantes. Mide el desempeño global en comprensión lectura, matemáticas y ciencias.

Este años los resultados fueron cruciales pues son resultados arrojados por la pospandemia, esto quiere decir que se pudo observar la cantidad y la calidad de rezago educativo en las y los estudiantes de este país después de haber vivido casi dos años de aislamiento.

Tristemente México obtuvo el antepenúltimo lugar de los 37 países que participaron.

Es evidente que hay un claro deterioro en los procesos educativos de los estudiantes y por ende unas enormes lagunas en el aprendizaje, sobre todo de matemáticas.

Si ya de por sí la materia es compleja para cientos de miles de estudiantes, y que la enseñanza de las matemáticas y las ciencias no era la mejor en este país, la cosa no podía ir mejor.

¿Cuál fue el problema?

Que realmente quien estuviera a cargo de los procesos curriculares y académicos de los estudiantes durante la pandemia y después de la post pandemia se encontró francamente dormido.

Lo peor vino después cuando no hubo una sola adecuación curricular en forma después de la pandemia.

Los maestros seguían calificando y enseñando a los alumnos como si no hubiera existido una pausa de dos años para una adecuada enseñanza de las matemáticas y las ciencias.

Entonces por ende, muchos niños y adolescentes se encontraron con que reprobaban matemáticas constantemente.

Parece ser que muy pocos directores y profesores fueron sensibles ante la inevitable carencia de conocimientos de las matemáticas debido a la pandemia y considerando las pocas habilidades en el aprendizaje que los alumnos obtuvieron antes de ella.

Porque para todo el mundo, no nada más para los mexicanos, durante un año la prioridad fue sobrevivir ante la pandemia.

Ya después con las clases de zoom era muy complejo esperar que hubiera una buena enseñanza de las matemáticas.

A las matemáticas hay que verlas para entenderlas prácticamente. La abstracción no es una habilidad que esté muy desarrollada en los alumnos por lo que, a distancia aún más fue complejo enseñar aquellas materias.

¿Qué se debió de hacer?

Prácticamente empezar desde cero. O retrasarse unos dos años escolares para que el alumno, evidentemente inmaduro y perdido mentalmente por esta laguna académica  de dos años aislados por la pandemia, venía bien hacer adecuaciones curriculares que nivelaran de nuevo el aprendizaje de las matemáticas.

Pero, por supuesto y al parecer las autoridades de la Secretaría de Educación Pública no hicieron mucho caso ante ello y no le dieron la verdadera importancia que requiere y hoy por hoy tenemos a muchos alumnos reprobando matemáticas continuamente sin poder asimilar ni lo que se les enseña ni las operaciones que tienen que ejecutar en un examen.

Entonces, por un lado, hay esta consigna de la 4T de ya no reprobar a nadie y por otro lado se le sigue reprobando al niño que no pasa un examen de matemáticas. ¿Entonces en qué quedamos?

No estoy sugiriendo que se les apruebe con 10 de calificación, pero pienso que algo más se debió de haber hecho para que el sistema de enseñanza no colapsara como los resultados de la prueba PISA observan.

El tema es que también hay un daño emocional en los alumnos. Cientos de niñas y niños tienen muy baja autoestima por no poder entender a las matemáticas ni mucho menos aprobarlas y ya no hablemos de ciencias. Esa materia creo que quedó en el olvido.

Siento que para muchas autoridades educativas la pandemia nunca existió. Quisieron seguir tratando a los alumnos como si no hubieran dejado de asistir a clases durante dos años. No entiendo el porqué de esta actitud.

Yo esperaría que quizá con una nueva Secretaría de Educación Pública hayan renovadas esperanzas para que nuestros niños mexicanos salgan de este brutal fango educativo  en el que se encuentran.

No quisiera pensar que esto es adrede y que prefieren mantener al alumno ignorante y estancado, antes de tener a niños que se esfuercen y que sus esfuerzos peses y valgan la pena en la medida de su capacidad de comprensión de las matemáticas.

Pero si los maestros de dicha materia lo único que hacen es terminar reprobando  al alumnado sin considerar  que los alumnos no pudieron tener una continuidad en sus estudios por causa de la pandemia, y que las matemáticas difícilmente serían aprendidas y digeridas por medio de la clases por zoom entonces veo que esto es un laberinto sin salida.

Si gana Claudia Sheinbaum Pardo la presidencia de México, siendo ella una científica de cepa, tengo esperanzas de que le de también peso a la materia, pues parece que ésta dejó de existir o de importarle tanto al maestro como al alumno.

Y es que, volviendo a la parte emocional de ellos, muchos de los niños y niñas estudiantes y jóvenes también de hecho se rehusaron a regresar a clases, es decir hubo una gran deserción escolar, de ese tema tampoco se ha querido hablar mucho pero fue y es una realidad.

Ya no hubo manera de que los padres pudieran llevar a la fuerza a un adolescente. Sin nada más por esforzarse en la vida más que sobrevivir, muchos estudiantes perdieron el motivo de el aprendizaje y de esforzarse.

Y si enfrente de ellos todos los días está un presidente que les dice que no se preocupen, que aunque no estudien van a contar con un apoyo económico, “con un dinerito” pues… el desinterés aumenta.

Y también considero que no la tienen nada fácil los maestros de matemáticas.

Imagino que se rinden y se frustran  ante el profundo desconocimiento de los chicos para aprender esta materia, se dan cuenta que los alumnos no cuentan con una sola herramienta para entender las matemáticas.

Entonces no les queda más que reprobar al por mayor porque tampoco saben mucho qué hacer ni por dónde empezar más que reprobar .

Ojalá se tome en serio y muy en serio este tema en las escuelas y se trabaje en los alumnos no nada más la parte académica sino la parte emocional y de autoestima también.

Soñar no cuesta nada y ya lo saben, me gusta soñar.

Es cuanto.

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