¿Algo rescatable de Andrés?
En los últimos tiempos dos exitosas campañas electorales llevaron al triunfo inobjetable a dos candidatos a la presidencia de la República; estoy hablando de Vicente Fox y Andrés Manuel López Obrador.
Ambos tuvieron una estrategia mediática excepcional para prometer y proponer sin tener un verdadero programa de gobierno, puras ocurrencias, puro hablar de lo que podría ser bueno y no de políticas públicas, aunque, y hay que destacarlo, algunas de sus ideas, resultaron positivas para México.
Lo (poco) bueno de Fox
Con Fox se creó el INAI, un organismo constitucional autónomo garante del cumplimiento de dos derechos fundamentales: el de acceso a la información pública y el de protección de datos personales, que obliga a que cualquier autoridad del ámbito federal, órganos autónomos, partidos políticos, fideicomisos, fondos públicos y sindicatos; o cualquier persona física o moral que reciba y ejerza recursos públicos o realice actos de autoridad, entregue la información pública que se le solicite.
En ese sexenio se implementaron importantes políticas sociales como becas a estudiantes de escasos recursos de nivel primaria y secundaria, preescolar, maternal y un apoyo económico para familias marginadas, y la producción creció un 2% en promedio cada año, a pesar de haber iniciado con una ligera contracción en 2001.
Lo bueno de AMLO
La reforma del Sistema del Ahorro para el Retiro (SAR) es un gran logro de AMLO. Las aportaciones para el retiro de trabajadores se incrementarán de 6.5 a 15% hasta 2030 y se redujo el cobro de comisiones por parte de las afores de 0.80 a 0.57%. Esta reforma se obtuvo con el concurso del legislativo, de los trabajadores y de los empresarios, particularmente del Consejo Coordinador Empresarial, que entonces presidia Carlos Salazar.
También con el apoyo del empresariado y de trabajadores el salario mínimo aumentó de 88 a 172 pesos; un 62% en términos reales y en la frontera a más del doble, “algo nunca visto en los últimos 40 años”.
Algo muy importante es que AMLO decidió respetar los fundamentos económicos de la macroeconomía, que ha brindado estabilidad y eliminado las crisis recurrentes que se presentaban cada fin de sexenio desde Luis Echeverría, hasta Salinas de Gortari. Desde 1995 la economía de México ha tenido crecimiento, un nivel de endeudamiento controlable, se incrementaron los ingresos del gobierno y las reservas monetarias han crecido hasta llegar a cifras históricas.
Lo malo
Ambos mandatarios arremetieron contra el Estado Mayor Presidencial, Fox lo quiso eliminar argumentando que era un cuerpo privilegiado sin fundamento. AMLO, con el mismo argumento llegó y lo desapareció: “Todos esos elementos que ganaban más que los soldados, más que los marinos y desde luego más que los policías y eran un cuerpo de élite, ya todos pasaron a la Secretaría de la Defensa”.
Ambos cancelaron el proyecto del aeropuerto de Texcoco. Primero Fox en 2002 y para corregir, creó la Terminal 2. AMLO lo canceló y en su lugar creó el de Santa Lucia. Ni la Terminal 2 ni Santa Lucia solucionaron el problema y le han costado al erario una fortuna.
En materia energética, ambos decidieron apostar todo a Pemex. Con Fox, Pemex fue un nido de corrupción, basta recordar el caso de Oceanografía que involucró a los hijos de Martha Sahagún, esposa del presidente.
Francisco Gil Díaz y Santiago Creel Miranda, secretarios de Hacienda y de Gobernación en el gobierno de Vicente Fox participaron en la constitución de los fideicomisos Aduanas I y II, así como las empresas ISOSA, ISSA y COSISA, las cuales sirvieron como caja chica sin que se reportaran a la Secretaría de la Función Pública ni al Congreso.
Pemex también ha sido la caja chica de AMLO de donde han salido contratos para su prima Felipa y para los compadres de Rocío Nahle, en Dos Bocas para los generosos negocios de uno de sus hijos y en la CFE para Bartlett.
En cuanto a creación de instituciones y ensanchamiento del gobierno, todos los cambios de AMLO resultaron en fracaso, corrupción y dispendio. Empezando por Segalmex, su versión de la Conasupo que trajo de regreso a uno de sus protagonistas originales y de los más corruptos de la historia, Ignacio Ovalle, cuyo desfalco superó a la Estafa Maestra o el Banco del Bienestar, un derroche de recursos y corrupción que ni siquiera funciona.
Cuando AMLO destruyó el Seguro Popular para crear el INSABI prometió que para 2022 tendríamos un sistema de salud como el de Dinamarca. Fracasó y lo sustituyó por el IMSS Bienestar, copia de un programa de López Portillo que, por cierto, manejó Ignacio Ovalle.
Canceló el sistema de distribución de medicamentos para cambiarlo por otro que jamás se vio y para el que había nombrado a David León, el mismo que entregó los sobres amarillos a Pío López Obrador y, ahora salió con la ocurrencia de una “mega farmacia con todos los medicamentos del mundo”
Dos Bocas, ni refina ni produce gasolina y su costo ya va por más del triple; el Tren Maya que devastó la selva de la Península de Yucatán, permitió a un hijo de AMLO crear una empresa para hacer aserrín con todos los árboles derribados y a la fecha, aunque ya ha costado más de cuatro veces su presupuesto original, no tiene un plan de negocios, financiero ni estructural.
Fracasos
AIFADos BocasTransístmicoTren MayaMega farmaciaTrenes de pasajerosUniversidades del bienestarSembrando VidaConaguaBancos del BienestarDeportesMadrizas a migrantesNo legalización del cannabisAtaque a institucionesIMSS Bienestar
Éxitos:
Aeropuerto TulumSolar Puerto PeñascoEspacios Públicos SEDATUJóvenes construyendo el futuro
Todo esto sienta un precedente para la próxima elección donde Claudia Sheinbaum seguirá la línea de las ocurrencias de AMLO mientras a Xóchitl Gálvez ni se le ve, desafortunadamente.