Tímidas lucen hoy las artimañas del PRI
El llamado plan C se anuncia como la antesala del desmantelamiento del Poder Judicial, y muy en particular, de la Suprema Corte. En una auto confesión hecha por el propio AMLO y por sus correligionarios, la intención es claramente ganar la mayoría calificada en el Congreso en 2024, y así tener los votos para realizar profundas reformas que trastoquen la Constitución y puedan disponer a su antojo de las instituciones autónomas.
En este contexto, yo quisiera hacer un breve paralelismo de la relación del PRI con la Suprema Corte. En aquellos años del nacionalismo revolucionario, el partido oficial utilizó unas estratagemas conocidas como instrumentos “meta constitucionales” (así llamadas por el constitucionalista y ex rector de la UNAM, Jorge Carpizo) mediante los cuales el presidente de la República, en ejercicio de su poder, manipulaba a los postulantes para los cargos de elección popular.
De esta forma, el presidente exigía a los funcionarios electos del PRI, trátese de legisladores o gobernadores, que le rindiesen pleitesía y que se plegasen a los designios personales emanados de Los Pinos. De esta forma, el jefe del Estado, quien era, a la vez, cabeza de PRI, ejercía un poder incalculable en todas las esferas del Estado, lo que daba forma, en los hechos, al presidencialismo puro y duro que caracterizó al PRI.
La Suprema Corte no era la excepción. El presidente, quien enviaba la terna de potenciales ministros al Senado, seleccionaba a los hombres que le asegurasen su lealtad y la votación a favor de cualquier resolución o ley que pudiese ser objeto de observación constitucional. El jefe del Estado mexicano, quien igualmente ejercía control unipersonal sobre los senadores, gozaba de la garantía de que los futuros ministros fuesen leales subordinados al poder presidencial.
Morena, por su parte, pretende ir más allá. No contentos con buscar reproducir los artilugios “meta constitucionales” , AMLO y su partido se lanzarán en la persecución de una reforma que desmantele la Corte y que sean ellos mismos – Morena- los que seleccionen las listas de los candidatos “idóneos”; mismas que serían eventualmente puestas a consideración de los votantes.
En suma, AMLO y Claudia Sheinbaum, acompañados por la camarilla de sus ambiciosos colaboradores, tienen la intención de ir más allá de meras estrategias meta constitucionales. Han declarado abiertamente que van por la reforma completa. Irán por una profunda reforma a la Carta Magna que termine con la independencia de la Suprema Corte. Atrás han quedado pues las tímidas estrategias priistas. Algún analista señaló alguna vez “Morena es el PRI con esteroides”. No se equivocó.