Fuera de sí

“Con cuidado iré para no pisar las flores de tu libertad.”

ALEJANDRO SANZ

“Si no puedes encontrar la paz dentro de ti mismo, nunca la encontrarás en ningún otro lugar.”

MARVIN GAYE

Por lo visto Luciano Concheiro, subsecretario de Educación Superior federal, se quedó estacionado en sus épocas en que era “líder estudiantil”. Quizá piensa es un joven pupilo y que ello le da derecho a jalonear a estudiantes como lo hizo con uno de la Universidad TecNM campus Puebla. ¿La razón? Este estudiante le pidió no politizar la Cumbre Nacional de Desarrollo Tecnológico, Investigación e Innovación en la que ambos estuvieron presentes.

Por lo visto al funcionario le tiene sin cuidado que nada —y menos desde el puesto que actualmente ocupa en la administración federal— le da derecho para agredir o difamar a un joven. Porque afirmar que este chico seguro protestaba porque debía materias (por cierto, no debe ninguna) significó difamarlo desde el cobijo que le da el poder, como lo es también suponer que, por pedir no hablar de política, significa entonces que el joven lo estaba desafiando. Increíble, además, que el que dice haber desafiado al sistema en sus años mozos, ahora ni lo permite ni lo tolera.

Con 70 años a cuestas, el funcionario es reprobable por su actuar. Máxime cuando se trata del responsable gubernamental precisamente del nivel ‘educación superior’.

No es la primera vez que Concheiro salta a la palestra de las descalificaciones sin razón, esto es, solo porque no se comulga con su pensar. El participó en la creación de los nuevos libros de texto de la SEP junto con Marx Arriaga, y las formas adoptadas para defender su trabajo fueron el descalificar a quienes no piensan como él.

Concheiro refleja algo que es notorio de este régimen: autoridades que rebasan los límites éticos y legales y que imponen ideología, censura y una visión reduccionista de la diversidad educativa. Replican al inquilino de Palacio, en ocasiones superándolo de la peor manera.

Centrémonos en el tema educativo. Si bien hay beneplácito de algunos actores, hay también estudiantes y profesionales que no están de acuerdo con esquemas, prácticas, planes y procesos; estos tienen derecho de manifestar su genuino, honesto y válido desacuerdo y desaprobación. La manera respetuosa como lo hizo el joven estudiante se agradece.

No hay razón para que Luciano le dijera —después de regaño y jaloneo— que el estudiante buscaba estropear el evento. El victimario busca retratarse como víctima. ¿Eso enseña la SEP, señor subsecretario?

¿Qué hubiera pedido el eterno candidato López Obrador si un subsecretario “neoliberal” hubiese tenido ese comportamiento con un estudiante? ¡Exacto! Su renuncia.

Si ahora no se exige la renuncia, una disculpa pública ciertamente no estaría de más.

Se requiere de mentes abiertas, dispuestas al diálogo. En el ámbito de la educación superior urge dejar de lado politiquerías que tanto daño hacen a nuestro país.

Como aquel joven, “yo sólo quiero que nos escuche…”. Porque la educación se construye con todos; un ejercicio conducido por expertos en distintas ramas, sí, pero no por el adoctrinamiento.

Se requiere de gente que soporte la crítica y sea capaz de dialogar; no una persona fuera de sí.

¿Qué opinaría Concheiro estudiante retador del sistema del Concheiro defensor silenciador de estudiantes? Seguramente diría que no fue tolerante, ni sereno, ni respetuoso.

Lo hubiera tachado de fascista; justo el tipo de servidores públicos que México no necesita.

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