La política primero… Acapulco, después

Según ha trascendido, el Presupuesto de Egresos de la Federación, de acuerdo a como ha sido votado por los diputados, no tendrá una partida especial para la construcción del puerto de Acapulco. A pesar de la oposición del PRI, PAN y PRD, Morena ha mirado hacia otro lado y ha decidido dejar a los acapulqueños a merced de los acontecimientos y de la iniciativa privada.

Sin embargo, en realidad, no resulta sorprendente. AMLO y su partido, sabedores de que es necesario utilizar todos los recursos del Estado en el último año de gobierno, han optado por priorizar la utilización del dinero de todos los mexicanos para los proyectos políticos en curso.

¿A quién sorprende que se haya destinado tanto dinero a la construcción del Tren Maya, de Dos Bocas y a la ampliación de los programas sociales, robusteciendo así los presupuestos de la Secretaría de la Defensa Nacional y del Bienestar? ¿No resulta fundamental en pleno año electoral consolidar a las bases electorales que serán clave para ganar la elección de 2024? ¿No buscará AMLO presumir en los próximos meses la finalización –o avance – de los grandes proyectos de infraestructura? ¿O que se hayan recortado los presupuestos del Poder Judicial o del INE?

La tragedia de Acapulco, venida de sorpresa, no debe descarrilar la agenda de 2024. Es por ello que, a pesar del cacareo de los apoyos brindados por el gobierno federal para los damnificados de Otis, en realidad el presidente AMLO y los diputados son plenamente conscientes que el perfectamente elaborado plan hacia el año que viene no debe ser alterado por ningún evento político o natural.

También saben bien que la reconstrucción del puerto de Acapulco (la cual se estima ascendería a unos 15 mil millones de dólares) difícilmente ofrecería las ventajas políticas de los programas sociales. Por ello, bajo una estricta óptica política desprovista de cualquier visión de Estado, o si quiere, de una consideración humanitaria en términos de ayuda a los millones de mexicanos afectados por el huracán, el partido oficial ha priorizado sus objetivos de corto plazo, léase, ganar las elecciones de 2024.

El futuro del puerto de Acapulco ha quedado para el gobierno federal, según se había previsto, en un segundo o tercer plano. Por tanto, así como ha sucedido históricamente en México, será la sociedad civil, los empresarios y el capital privado los que deberán plantar cara ante el desastre y encabezar los esfuerzos de reconstrucción. Frente a un gobierno que mira hacia otro lado, el México real tendrá una gran responsabilidad.

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