El bastón de mando y los espejismos del poder
No se hagan bolas, el líder del Movimiento de Regeneración Nacional es Andrés Manuel López Obrador y lo será hasta el último día de su mandato.
La ventaja electoral de Morena en por lo menos dos tercios de las entidades federales del país, la abultada ventaja de Claudia Sheinbaum sobre Xóchitl Gálvez, las posibilidades de obtener dos tercios de las cámaras del Congreso de la Unión, de conservar o ganar las ocho gubernaturas en disputa y la jefatura de gobierno de la CDMX, dependen del liderazgo de AMLO.
Andrés Manuel López Obrador es el político más destacado de lo que va del siglo XXI. Conoce de historia, no tanto de administración, sobre todo sabe leer en el alma de los hombres sus ambiciones de poder.
La estrategia es simple: AMLO, sin ser candidato pero sí como líder indiscutible de Morena, pone los votos; Mario Delgado los cuida desde el partido y Claudia Sheinbaum y las candidatas y candidatos a gobernadores procuran no meter la pata.
El comportamiento locuaz de Marcelo Ebrard, la desaparición de la escena pública de Adán Augusto López Hernández, le confirmaron al presidente que hizo bien en apoyar desde el primer momento a Claudia Sheinbaum.
En unos días, la coordinadora nacional y el presidente nacional de Morena tienen que presentar la alineación inicial que tiene como primera línea a los coordinadores estatales en las nueve entidades que renovarán sus gobierno el próximo año, después definir quienes encabezarán las cámaras del Congreso de la Unión y finalmente, a los aspirantes a las capitales de los estados y municipios importantes.
En lo referente a los coordinadores en Yucatán, Tabasco, Chiapas, Veracruz, Puebla, Morelos, CDMX, Guanajuato y Jalisco, antes de presentarle la planilla final a AMLO, tendrán que considerar tres variables: a) encuestas; b) género, y c) potencial electoral.
Los candidatos de Morena no serán los que la gente decida, porque en al menos cuatro estados no serán candidatos los ganadores de las encuestas, sino las mujeres mejor avaluadas sin importar que hayan quedado en segundo o tercer lugar y muchos puntos atrás de los ganadores. También se tienen que considerar la relevancia electoral de cada entidad. Aunque todos los votos cuentan, no es lo mismo equivocarse con el candidato en Morelos que en la CDMX.
Hecha la alineación inicial, AMLO encontrará la manera de expresar la opinión del pueblo. No se imaginen cosas. AMLO no reunirá a Sheinbaum y a Mario en su despacho para palomear la lista o hará alguna expresión pública a favor de algún aspirante, simplemente encontrará el mecanismo para hacer sentir su opinión.
Lo primero es que AMLO conozca y tenga confianza a quienes serán candidatos. ¿AMLO conoce y le tiene confianza a Rocio Nahle? Sí la conoce y le tiene confianza. Es parte sustancial de su equipo de gobierno. ¿El presidente conoce y le tiene confianza a Nacho Mier? Sí, fue su delegado político en Sinaloa y Durango; tiene muchos kilómetros en la camioneta y fue su operador en la Cámara de Diputados cuatro años.
¿AMLO conoce a Alejandro Armenta o a Eduardo Ramírez? Sí los conoce, se los presentó Ricardo Monreal y nunca se han reunido con él por más de cinco minutos.
Se supone que todos los aspirantes a coordinar la defensa de Morena en los estados deben saber que cuando alguien le menciona al presidente que la unidad de su movimiento está en riesgo. AMLO simplemente los mira a los ojos, cruza las piernas y les dice: “haz lo que quieras”.
Claudia Sheinbaum está en proceso de asumir el mando del movimiento social y político más importante del país. Va bien. Debe observar el comportamiento de López Obrador. Decirles lo mismo que AMLO a los que le vienen con el cuento de que la unidad de Morena está en juego si no se favorece a tal o cual aspirante. Que hagan lo que quieran. Que se miren en el espejo de Marcelo Ebrard.
Eso pienso yo, ¿usted qué opina? La política es de bronce.
Onel Ortiz Fragoso en X: @onelortiz