Samuel García, un gran actor

Antes que nada, me dirijo con todo respeto a los habitantes de Monterrey, Nuevo León, porque escribiré acerca de su ex gobernador el día de hoy. Quizá podrían reclamarme que yo no vivo allá, y que no tengo bases para opinar y mucho menos hablar sobre él.

Escribo de Samuel García al verlo todos estos años desde su llegada al poder. Había visto, en un principio de cuentas, a un joven que me pareció diferente a los demás: Aguerrido y valiente, que se la jugaría por Nuevo León.

Después vinieron muchos shows mediáticos para hacer mucho ruido y tener mucha popularidad. Uno de los más inolvidables y a la vez deleznables que recuerdo fue cuando Mariana Rodríguez, su hermosa  y famosa esposa, por tener éxito en las redes sociales como influencer, se cortó el pelito estilo “italiano” para solidarizarse con un niño con cáncer al que le habían rapado el cabello por la quimioterapia.

Para las personas que como yo hemos pasado esa enfermedad nos pareció un insulto el circo que armó.  Eso no era raparse. Eso era hacer un show.

Lo que menos quiso Mariana era solidarizarse con un niño enfermo, sino que los reflectores cayeran encima de ella.

Luego el otro gran  show: “sacaron” a pasear a un niño de casa hogar  del DIF de Nuevo León para luego regresarlo. La idea era mostrar esta bondad y dulzura, las fotos correspondientes, una vez usado al niño, lo volvieron a abandonar.

Mariana, no habiendo entendido la gravedad de este acto, y a pesar de haberse convertido en mamá, siguió “jugando” con el tema de las adopciones en el DIF, “repartiendo” bebés para darlos en adopción  en transmisiones en vivo cuando, y también lo sé muy bien personalmente, los protocolos indican que la entrega de un menor a padres adoptantes será en estricta privacidad para cuidar del bien mayor del bebé y de su integridad. Como si ella además fuera la que tiene el poder de seleccionar a los padres adoptantes, cuando, se sabe, para adoptar un bebé se lleva todo un protocolo puntual para poder lograrlo. No es repartición de bebés al gusto como lo ha venido haciendo Mariana.

Estos montajes y la sobreexplotación de la vida de la esposa de Samuel con  su bebé, como para tapar las metidas de pata tan grandes que han cometido vienen acompañadas por un Samuel García que le “jugó” a ser el enemigo de Andrés Manuel López Obrador.

Ese truco ya está muy visto y muy choteado.

Ese juego de algunos políticos de hacerse los ofendidos con el presidente para ganar simpatizantes, para luego demostrarse que todo fue eso, un juego y que en el fondo habían alianzas sólidas con el, esta saliendo a la luz.

Porque vaya que Samuel tiene dotes como buen actor. Jugó a ser opositor obradorista y se dijo ser muy diferente a él. Después terminó la cosa en que en realidad todo fue una gran actuación/simulación de parte de Samuel, y que finalmente a lo que quería llegar era a fingir que busca la Presidencia de la República para el 2024.

Y digo “fingir” porque además de ser un buen actor Samuel no es tonto. Sabe que no tiene ninguna posibilidad de ser presidente pero juega con serlo como para desestabilizar. Casi puedo oír a un Obrador pidiéndole que le entre a la actuación y al juego, porque él al gritar a los cuatro vientos que será presidente, distrae y confunde a las masas. Eso es lo que se necesita cuando un país atraviesa un a desgracia. En plena tragedia por el huracán Otis que devastó uno de los puertos más importantes del país, Samuel García entra a escena.

Entonces, la gente deja de ver lo importante para verlo a él. Samuel lo sabe. Y además estoy segura tiene asegurado algún puesto en la política. No tan fácilmente dejaría a un lado todo por nada.

Es un gran actor casado con una bella chica que sabe conectar con la gente. Muchos “fans” de ella no han alcanzando a dimensionar hasta dónde han sido capaces de mentir, o de manipular y jugar con los sentimientos y emociones para lograr sus fines.

Porque eso también se le da muy bien a Mariana: Jugar con las lágrimas y la emoción y el sentimiento y los bebés como presidenta del DIF  llamado “Capullos” de Nuevo León.

Hubo (y hay), de pronto, en torno a la pareja Samuel-Mariana un dejo de una pareja monárquicamente poderosa.

Samuel como el rey que todo mundo quiere y Mariana la bella primera dama que es perfecta, dulce y bondadosa. Ya hasta la estaban comparando hace no mucho con Lady Di.

Hasta hace unos meses, amigos que tengo antiobradoristas que viven en Monterrey me habían confesado que ya de hecho estaban encariñados con el ex gobernador Samuel García, que porque estaba haciendo las cosas bien.

¡Qué dura decepción estarán sintiendo cuando no nada más dejó aventado el estado de Nuevo León para ser presidente, sino porque a todas luces va en mancuerna con Andrés Manuel López Obrador!

La gente confía cada vez menos en sus gobernadores y en los políticos y pues es que sí. Las traiciones y las desilusiones no paran.

El presidente de este país se ha quemado tanto a él mismo y a su partido que todo aquel que lo rodea ya también sale “quemado”.

Ya no es una buena carta de presentación haber estado o estar cerca de Andrés Manuel López Obrador. Y creo que Samuel García ya se quemó también.

Quizá le vaya mejor haciendo un reality show exhibiendo la vida de él y de su esposa y pequeña hija, que no dejan de utilizarla como para darse unos toques de dulzura y bondad, pero que francamente ni siquiera me lo imagino siendo presidente ni por un día.

Y Xóchitl Gálvez que literalmente ni lo topa como dice la juventud, Samuel salió a decirle que le va a ganar la Presidencia.

De veras que creo dan risa, pero también preocupación, porque, insisto, logran el cometido número uno que es distraer. Acapulco sigue siendo una zona devastada y ya estamos en noviembre. Lo digo porque el presidente aseguró hace unos días que les prometía a los guerrerenses que pasarían una hermosa y feliz Navidad.

Hay mucho por hacer y por reconstruir en Acapulco. Y si no se cuenta con la aprobación del presidente hacia la sociedad civil que está  haciendo maroma y media para poder brindar apoyo a aquella entidad, el flujo de la ayuda se vuelve lentísima.

Ahí hay que concentrar nuestra atención. Samuel seguirá en su papel del rey Samuel I; nosotros acá, listos para ver cómo podemos desahogar al puerto de Acapulco del terrible huracán que los avasalló.

Es cuanto.

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