El INE, maniatado
“Se dice que cuando una persona lleva a su perro atado, él está igual de atado.”
SALVADOR PUIG ANTICH
“Nadie es tan esclavo como quien se cree libre sin serlo.”
GOETHE
¿Qué es peor? ¿Tremendo recorte al presupuesto del INE en pleno año electoral (2024), la complacencia de su presidenta, Guadalupe Taddei, o la inacción —falta de masivos reclamos— por parte de la ciudadanía?
Para el año electoral donde se elegirán titular del Ejecutivo federal, 100 senadores (los otros 28 son plurinominales), 9 gobernadores, 300 diputados federales de mayoría relativa y algo así como 2000 ayuntamientos municipales, regidurías y diputados locales, la 4t ha decidido recortar el presupuesto del órgano electoral y Taddei guarda silencio. Para las elecciones más grandes de la historia del país —con mayor número de participantes (votantes) y mayor cantidad de puestos de elección popular en juego— se decide recortar el presupuesto.
Independientemente de la suspicacia que eso genera, ¿qué hay del tránsito de las elecciones a buen puerto?
Hace meses que el Consejo General del INE (al menos una parte de quienes lo conforman) decidió hipotecar su autonomía en aras de salvar su presupuesto; el resultado: se han quedado sin lo uno ni lo otro. “Os dieron a elegir entre el deshonor o la guerra. Elegisteis el deshonor y ahora tendréis la guerra”, diría Winston Churchill.
¿En qué cabeza cupo confiar en la buena voluntad de López Obrador y de sus diputados? Plegarse a la voluntad de Palacio Nacional o hacer concesiones a su inquilino no es sinónimo de que se respete el presupuesto del Instituto. Al partido en el poder no le interesa unas elecciones limpias, justas y organizadas. El presupuesto para el INE lo demuestra.
¿Qué funciones y capacidades recortará la autoridad electoral? Demasiado vale nuestra democracia como para ponerla en jaque. Guadalupe Taddei debiera ser firme en esto. Mas, ¿qué esperar si el INE sigue sin tener siquiera un titular de la Unidad de Fiscalización?
Hay una clara intención por parte del régimen de socavar las instituciones del Estado con las cuales no comulga. Estrangular al INE, pero también al TEPJF, al INAI, a la COFECE. Debilitar a órganos constitucionales autónomos.
Bien haría la SCJN, en particular su ministra presidenta, en tomar nota: una cosa es el diálogo republicano, otra muy distinta es caer en la tentación de doblar las manos a cambio de la promesa de que Morena respetará presupuestos. (De hecho, el Poder Judicial sufrirá el próximo año un recorte de 6 mil 485 millones de pesos, además de la desaparición de trece de sus fideicomisos, lo que suma 15 mil millones de pesos).
No queda claro si INE y mexicanos somos ciegos, miedosos, indiferentes o entregados, donde no se ha levantado la voz de forma contundente sobre el recorte que sufrirá el órgano electoral.
Es evidente que, con un Instituto maniatado e inoperante, nos dirigimos hacia una elección de Estado tal y como era antes. No hay mucho más que decir; suficiente motivo para protestar.