Acapulco… El Acapulco de todos
Soy una mujer que justamente, y si Dios me lo permite, mañana cumpliré 50 años de vida. Sin embargo, no tengo seguridad de que ello suceda porque es que nada hay seguro en esta vida.
Me han faltados lugares y oportunidades para viajar por el mundo, pero de los pocos sitios en los que he estado mi lugar favorito ha sido, es y será por siempre Acapulco.
Acapulco tiene magia, al menos para mí.
En Acapulco es donde conocí el mar por primera vez en mi vida. Mi madre conoció el mar también estando en ese puerto durante su luna de miel.
Acapulco fue el primer lugar al que viajé con mis mejores amigas hace más de veinte años, cuando era calidez, seguridad y música hace muchos años. Después se fue rompiendo, poco a poco. Se volvió temerario y peligroso. Alguien o algunos de pronto decidieron apoderarse de él y lo lograron… Las cosas han cambiado.
Ya no fue seguro caminar por la costera como antes. Como lo hacía con mis amigas en nuestra juventud que hasta nos quitábamos los zapatos para sentirnos vivas mientras caminábamos por su hermosa avenida. Plenas y seguras.
Acapulco se empezó a volver tierra de nadie, y ya no de todos. La gente ya no quería viajar para allá; tenía miedo. O pensaba que la zona Diamante era el lugar seguro, libre de balazos y de inseguridad. Esa fue la percepción de Punta Diamante durante muchos años.
El cobro por derecho de piso se normalizó en el puerto. Acapulco empezaba a estar herido y se empezaba a desangrar.
Pero ahí seguía con su bahía más bonita del mundo día y noche sonando su suave oleaje, aferrándose a la vida… Acapulco seguía vivo, pero roto.
Hoy, Acapulco está malherido. Un huracán que cobró dimensiones inesperadas, aunado a la lenta inacción del gobierno, hicieron que hasta el momento “aparentemente” y no con seguridad, se crea qué hay 27 muertos, una cifra francamente inaudita, ante las terribles imágenes de devastación por el huracán Otis, categoría 5, es imposible creer que únicamente sean 27 las personas sin vida.
Pero los muertos son los malos, los que golpean políticamente al presidente. Por eso es mejor no hablar del tema, así es como lo creen.
Acapulco sí está malherido porque ya se encontraba muy herido desde mucho antes.
Levantarse les costará trabajo, pero no están solos.
Acapulco es de todos. Nos toca repararlo. Es nuestro.
Todos los mexicanos de alguna o de otra manera trabajaremos para ponerlo de pie, porque Acapulco nos ha dado a todos los mexicanos existencia.
Con poquito que podamos hacer, el milagro está hecho.
Es evidente que la gente no querrá hacer donativos que tengan que ver con Morena. Sienten que sus donaciones no llegarán a tiempo y en forma, y no es para menos, se ha perdido la confianza en el gobierno.
Y es que ya nos han saqueado en cientos de ocasiones cuando hemos hecho donativos anteriormente.
Pero la gente se está moviendo. La gente se está ofreciendo a llevar los donativos por sus propios medios.
La gente está confiando en la Cruz Roja también.
Los mexicanos estamos listos para coserle las heridas a Acapulco.
Los gobernadores tienen que darse cuenta que ellos no son indispensables ni siquiera he escuchado la voz o he visto la presencia de Evelyn Salgado… los gobernadores deben de saber que los mexicanos nos unimos siempre para ayudar y ahí somos inquebrantables.
Puedo imaginar quizá que muchos acapulqueños que han asesinado a dueños de negocios por el cobro de piso hoy se quedaron sin nada por el huracán.
A ellos también les daremos una mano. Ellos también nos necesitan.
Quizá esta sacudida la necesitaba vivir Acapulco para que le pusiéramos mas atención, para que sigamos visitándolo más porque la gente vive por el turismo y nos necesitan, pero para que eso sea posible, necesitamos cuidar de Acapulco para que los maleantes sepan que los mexicanos somos un ejército que cuidaremos de él.
Acapulco es nuestro… Más allá del amor, la música, el sol, la arena y el mar, como cantaría Luis Miguel, Acapulco es el centro de nuestra vida, de la vida de todos los mexicanos.
Nos tiene y no lo abandonaremos.
Es cuanto.