Norma Piña y la trampa
“A celada de bellacos, más vale por los pies que por las manos.”
REFRÁN
“But let me stop you there before you speak…
Nah to the ah to the no, no, no.
My name is no, my sign is no, my number is no,
You need to let it go, need to let it go, need to let it go”
(Pero déjame detenerte ahí antes de que hables rú…
Nah al ah al no, no, no.
Mi nombre es no, mi signo es no, mi número es no,
Necesitas dejarlo ir, necesitas dejarlo ir, necesitas dejarlo ir)
MAGAN TRAINOR
Bien haber reculado. Todo esto es una celada, por lo que habría que pensarlo dos veces antes de aceptar la próxima… invitación, si es que esta se concreta.
¿A qué me refiero? Veamos: después de que el senador César Cravioto, vocero del grupo parlamentario de Morena y miembro de la Jucopo, invitara a la ministra presidenta Norma Piña, el jefe de la bancada de Morena, Eduardo Ramírez Aguilar, expresó que no existía un acuerdo de su partido en torno a ello. En razón de lo anterior, la ministra presidenta mediante misiva dio marcha atrás a su intención de asistir a la Cámara alta; “reitero mi disposición y apertura al diálogo respetuoso, siempre que las condiciones institucionales existan, la pluralidad se encuentre representada y se deje en claro el marco normativo que fundamenta el encuentro entre poderes”.
Cuidado: ambas posiciones que manifiesta Morena —la apertura y la cerrazón— son parte de una trampa, donde ella y el Poder Judicial tendrán todas las de perder y poco que ganar.
Sin lugar a dudas, el gesto republicano y constitucionalista se le agradece a la ministra Norma Piña, pero de ahí a atender semejante justificaciones del partido en el poder, no lo sé…
Las palabras de don Cravioto: “vamos a invitar a Norma Piña para que venga, exponga y defienda los intereses que están defendiendo ellos. Y será escuchada y también nos TENDRÁ que escuchar porque nosotros no queremos que sigan estos PRIVILEGIOS de la alta burocracia del Poder Judicial”. Luego “la desinvitación” del senador Ramírez, argumentando que Morena no quiere este diálogo. Si la constitucionalista va, malo; si no va, peor…
¿Por qué había accedido inicialmente la ministra presidenta? Mostrar humildad, intención de diálogo, institucionalidad. ¿Ingenuidad? Algo de eso hay. Y es que la “invitación” del senador Cravioto es un aviso ante —y sin mucho margen para la flexibilidad— de lo que opina de los fideicomisos y de que usará su presencia para fastidiarla y tergiversar la realidad. Al igual que para el titular del Ejecutivo, los legisladores de la 4t no consideran que la división de poderes sea importante. El objetivo será humillar a Piña. Mancillar su nombre y el del PJ.
Analicémoslo de esta forma: el Congreso como tal ya no tiene nada qué perder; el decoro no existe e interés por defender la legalidad nunca hubo. Ella en cambio sí tiene mucho que cuidar. Particularmente no perder los estribos y al mismo tiempo no ser obsequiosa con el Poder Legislativo.
La invitación, como los mensajes del Senado, no dejan de ser una velada amenaza a Norma Piña y todo al Poder Judicial (no solo a la SCJN).
¿Los mensajes del Legislativo, incluso desde la bancada de Morena, en el sentido de que es ilegal desaparecer a los fideicomisos son cebos para hacerle pensar a Piña que el ambiente legislativo sería más distendido de lo que realmente ocurrirá? Me temo que sí.
La razón es sencilla, empezando por considerar la naturaleza de los fideicomisos: NO se trata de privilegios, sino de derechos producto de años de trabajo. El dictamen del Senado muestra que los trabajadores del Poder Judicial sí serían afectados en sus derechos laborales; esto es, el dictamen sostiene que “eliminarlos es ilegal”, pero basado en una falsedad el dictamen apunta que “los fideicomisos debieron constituirse mediante las disposiciones jurídicas aplicables, lo que no aconteció en especie”. Valdría la pena recordarles a los legisladores que quienes legislan y autorizan los fideicomisos son ellos.
Pero ya sabemos, ni les interesa la división de poderes, menos aún la autonomía; vaya, ni siquiera cuidan su propia autonomía.
De cualquier forma, una nueva andanada contra el Poder Judicial prácticamente está asegurada luego de que la Corte resuelva —como previsiblemente lo hará— que la decisión del Legislativo ha sido inconstitucional.
Por ello, Norma Piña debe hacer lo mismo que hizo en la marcha: no asistir, mas que no por ello estar ausente del apoyo al gremio. De ahí la importancia de las siguientes palabras expresadas por la presidenta a los trabajadores del PJ: “lo que está en juego son los derechos de todas las personas. Me dirijo a los otros poderes de la Unión con la convicción plena de que el Poder Judicial Federal no es oposición política”.
En el mismo sentido, no deja de ser alarmante la pose que tomó López Obrador al burlarse del ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá por haber acudido a la manifestación del día domingo. ¿Será que sólo él tiene el privilegio de manifestarse? ¿Qué le dolió tanto?, ¿que en este caso no fue necesario el acarreo de personas?
Lo cierto es que Norma Piña NO debe atender al Senado. Igual que los senadores no tienen por qué acudir a Palacio Nacional para recibir indicaciones.
La trampa es clara y profunda. Ojalá que la ministra presidenta recapacite y de concretarse una nueva invitación no se quiera prestar a participar en la misma.
Lección: la gente correcta no debe esperar que la gente incorrecta se conduzca de forma correcta. Se ahorrarían muchos dolores de cabeza.