El negocio de las cuotas sindicales

Estoy tan endeudado que hasta tengo mi casa hipotecada”, dijo el cínico Napoleón Gómez Urrutia exigiendo solidaridad y empatía a un grupo de mineros que estábamos cerca de él. No hubo compromisos y mucho menos un plan de trabajo de su parte, sólo la advertencia que haría lo que fuera para sanear sus deudas y saciar su ambición. Eso sucedió hace casi 20 años y el saqueo a las arcas del sindicato no ha parado.

La mira siempre la tuvo en el dinero ajeno, tal cual, un ladrón de cuello blanco y las cuotas sindicales fueron el vehículo inicial para enriquecerse. No titubeó y, sin consultar, de un día para otro, subió la cuota sindical de uno por ciento a 1.5 por ciento, también ordenó que el 60 por ciento de éstas fueran para el Comité Nacional, lo que es lo mismo que a sus manos.

Napillo tiene claro que llegó a la secretaría general del Sindicato Minero sólo para enriquecerse. Al poco tiempo, nos enteramos que debía millones de pesos a empresarios y que de la Casa de Moneda, donde trabajó, salió por escándalos de dinero.

Él nunca ha sido trabajador y mucho menos minero. Reto a Gómez Urrutia a demostrar que fue minero, que bajó a mina a ganarse la vida, tan sólo un mes, no pido más, y si logra dar la evidencia veraz, legal y real de esto, yo renuncio al liderazgo de la organización que represento, pero si no, que él renuncie y que regrese a los trabajadores lo que nunca debió arrebatar.

Cambió de los estatutos la palabra honestidad por capacidad, misma que ha demostrado para manejar el Sindicato en total opacidad. Por la urgencia de dinero, remató en 55 millones de dólares las acciones de la compañía Mexicana de Cananea, propiedad de más de 10 mil mineros, cuando estas valían mucho más. El dinero se lo quedó y repartió entre sus bolsillos y las cuentas de su esposa, familiares y amigos.

La estrategia le resultó. Tiene una fortuna de millones de dólares, propiedades por todo el mundo y lleva una vida de excesos económicos, pero parece que aún no se ajusta, ya que sigue exprimiendo a los trabajadores.

Hace días Napillo se reunió con un grupo de mineros para exigir que paguen la cuota de resistencia de huelga, les dijo que al pertenecer a ese sindicato están obligados de acuerdo a los estatutos a dar tres meses de salario para dicho fondo. Les guste o no.

Son cerca de 250 millones de pesos pero, ¿por qué Napillo tiene tanta urgencia por ese dinero? ¿Pronto se le acaba el fuero y prepara su millonaria huida de México? O bien, ¿estallará huelgas para amenazar al Gobierno y no lo procesen por el robo de los 55 millones de dólares tal como lo hizo hace 15 años con Sombrerete, Taxco y Cananea? Incluso pueden ser ambas. ¿Y los intereses de esos 250 millones de pesos a dónde van a parar?, ¿por qué no mencionó eso? Sería bueno preguntarle.

En dicha reunión pidió dinero para apoyar las supuestas huelgas que, según él, sostiene en Sombrerete, Taxco y Cananea; dijo que todos los afiliados a ese sindicato deben donar parte de su salario a esos fines.

Pero, ¿cuáles huelgas? Cananea y Sombrerete ya producen y los compañeros cobraron utilidades, mientras que la mina de Taxco está en proceso de cierre por agotamiento de mineral. No es más que otra gran mentira y vileza de Napillo para seguir sacando dinero.

Han pasado 20 años y es el mismo vividor, oportunista y explotador que advirtió que haría de todo para saciar su hambre y ambición a costa de los mineros.

Gómez Urrutia llegó a la secretaría general del Sindicato Minero de manera fraudulenta y así ha sido su gestión, todo es un fraude, no busca el bienestar de los trabajadores, sólo el beneficio propio.

 

     @CarlosPavonC

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